San Anselmo fue, además de filósofo, doctor y teólogo, llegando a proponer una teoría sobre Dios y su existencia tan argumentada que aún hoy se sigue debatiendo.
Su argumento ontológico consiste en hablar sobre la existencia de Dios pero desde un punto de vista deductivo, es decir, sin tener en cuenta la experiencia ni los sentidos. Este argumento ontológico afirma que Dios existe debido a que el concepto de dios ya implica su existencia, es una idea, pues no es material y no podemos verlo ni tocarlo pero el simple hecho de que lo nombremos o cuestionemos su existencia hace que sea, es decir, exista.
Asimismo afirma que concebimos a Dios como sinónimo de perfección, entonces, si no existiera, no sería perfecto y no sería Dios (la idea de Dios que nosotros concebimos) pues sería inexistente y lo inexistente no es perfecto, es imperfecto. Por tanto, si decimos que Dios no existe nos estamos contradiciendo pues es lo más perfecto que hay, y si lo hay es que existe.
Aunque este argumento ontológico sigue hoy en día, ha habido diversas formas de criticarlo:
Por reducción a lo absurdo, es decir que si nosotros pensamos en algo perfectamente perfecto, al ser perfecto tiene que existir, pero si solo existe lo perfecto entonces solo existe Dios, porque es lo único que es perfecto al cien por cien.
Kant, por su parte creía que no debíamos tomar la existencia como un predicado y al no hacerlo no influye el ser perfecto para existir pues puede haber algo concebido como perfecto que no exista. Y tenemos a Dios como lo absoluto, pensamos que nada puede ser mayor que él y aun así puede no existir.
Sin embargo, ha habido filósofos que han elaborado escritos similares a este argumento como por ejemplo: Descartes, Hegel, Spinoza...